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miércoles, 11 de febrero de 2009

CERVANTES

VIDA

Miguel de Cervantes Saavedra nació en Madrid, en 1547. Sabemos que su padre fue cirujano-barbero, un oficio poco valorado y de ingresos escasos. Estudió en el colegio de los jesuitas, hasta que, a la edad de 22 años, se instala en Roma. Se cree que fue a Roma huyendo de la justicia, ya que es muy probable que el joven Miguel fuese nombrado culpable de haber herido en duelo a un hombre, delito de rebeldía que se castigaba con la amputación pública de la mano.


Sea como fuere, Cervantes se marchó a Italia, donde comenzó su carrera militar. Y es a partir de este momento cuando la mala suerte aparece en su vida, una mala suerte que ya nunca le abandonará. Con 24 años luchó en la famosa batalla de Lepanto (Grecia), donde recibió dos arcabuzazos en el pecho y uno en la mano izquierda, que le quedó inútil, no amputada como mucha gente cree. De aquí que se le llama “El manco de Lepanto”.

Tras recuperarse de sus heridas, al año siguiente, volverá a incorporarse al servicio militar, a pesar de tener la mano izquierda lisiada. A los 28 años se embarca en una flota con destino a Barcelona, pero de nuevo la mala suerte hizo que el barco en el que viajaba Miguel junto con su hermano Rodrigo se dispersara del resto al atravesar una tormenta, siendo asaltado por unos corsarios frente a la costa catalana, cerca de Cadaqués.

Miguel y Rodrigo son llevados prisioneros a Argel, cayendo en manos de Dalí Mamí, llamado el “El cojo”. Así, nuestro “manco” fue prisionero de “El cojo” durante más de cinco años, tiempo en el que intentó escaparse en varias ocasiones, todas sin éxito.

-El primer intento de fuga fracasó porque el guía árabe que debía conducir a Cervantes y a otros compañeros hacia un lugar seguro los abandonó.
-El segundo intento de fuga de Cervantes se malogra al ser delatado por un compañero.
-Pero no hay dos sin tres, y el tercer plan de huída también sale mal, ya que el mensajero que Cervantes había mandado con ciertas cartas, donde trazaba un plan para escaparse, es detenido y empalado.
-Y por cuarta vez lo intentó, pero como en las otras veces, su plan será descubierto; esta vez al ser delatado por un antiguo fraile dominico.

No será hasta pasados más cinco años de cautiverio, a la edad de 33 años, cuando Miguel consigue la libertad gracias a que dos padres trinitarios pagaron su rescate.


Ya libre, Cervantes pretendió un puesto oficial, especialmente en América, pero nunca le fueron recompensados sus méritos militares. Se instaló en Madrid, donde se dedicó a la literatura, a escribir teatro, actividad que no solo le era placentera, sino que también le proporcionaba ingresos. Sus obras tuvieron cierto éxito, tal y como asegura el propio autor en su prólogo a Ocho comedias y ocho entremeses nuevos nunca representados: "Compuse en este tiempo hasta veinte comedias o treinta, que todas ellas se recitaron sin que se les ofreciese ofrenda de pepinos ni de otra cosa arrojadiza; corrieron su carrera sin silbos, gritas ni barahúndas".


Con estas palabras, Cervantes nos dice que muchas de sus obras se llegaron a representar, y que fueron respetadas por los “mosqueteros”: espectadores que saboteaban las representaciones con abucheos y lanzando verduras sobre los actores si la obra no gustaba. A estos severos jueces se les llamó “mosqueteros” porque el ruido que hacían era parecido al de los mosquetes (armas de fuego).
Pero este éxito fue efímero comparado con la gran fama que alcanzó la fórmula dramática de Lope de Vega. La manera de entender el teatro en estos dos autores era muy diferente. Para Lope la función principal del teatro era la de divertir al público, mientras que para Cervantes el teatro era un medio de moralizar al espectador. La fórmula de Lope molestaba mucho a Cervantes, que siempre se mostró en contra de su teatro. Así pues, a pesar de que sus obras no fueran tan alabadas como las de Lope de Vega, podríamos pensar que su vida había tomado un nuevo rumbo, enfocada plenamente a la literatura, pero no será así.

A los 37 años mantiene relaciones con Ana de Villafranca, de quien nacería su única hija, Isabel de Saavedra. Pero se casó con Catalina Salazar, una joven de 19 años, a la que poco después abandona para emprender diferentes viajes. Finalmente consiguió un cargo oficial en Sevilla, el de recaudador. A los 4 años de poseer este trabajo lo encarcelan, acusado de venta ilegal de trigo. Durante esta etapa no deja de escribir: compone obras teatrales, novelas cortas y esboza la primera parte del Quijote.

De nuevo, a los 47 años irá a prisión, acusado de robar parte de la recaudación que se encargaba de cobrar. Durante esta estancia en la cárcel de Sevilla se cree que comenzó a diseñar el Quijote, incluso pudo comenzar a escribirlo. Al salir de la prisión irá a Valladolid, donde se centrará en la escritura de la gran obra que le ha dado fama universal: Don Quijote de la Mancha, que ve la luz en 1605 con un éxito enorme, tan grande que incluso aparecieron ediciones piratas.


Pero otra vez la mala suerte hace que Cervantes sea encarcelado, esta vez por el asesinato de un hombre a las puertas de su casa, acusado por la mala fama que envolvía a su familia, especialmente a las mujeres “las Cervantas”. Y, además, el éxito de su novela quedó empañado por el poco dinero que ganó con ella a causa de las ediciones piratas.

A los 66 años, ingresó en la Orden Tercera de San Francisco. Tras 8 años sin escribir nada después del Quijote, será en esta época cuando retome su actividad literaria, en la que escribe entre otras obras: los entremeses y la segunda parte del Quijote.

Cervantes murió en Madrid a la edad de 69 años, probablemente de diabetes. Su cuerpo fue enterrado con sayal franciscano en el convento de las Trinitarias Descalzas por deseo suyo. Los cofrades de su orden le tuvieron que pagar un entierro para pobres. Sus restos se perdieron durante la reconstrucción del convento que se llevó a cabo durante el siglo XVII, pero afortunadamente todavía pervive su obra.


Casa de Cervantes en Valladolid

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