Desde que regresé del congreso ARTELOPE 2012, celebrado en la Universidad de Valencia (2-5 de mayo), mis neuronas intentan digerir toda la información sobre las nuevas tecnologías aplicadas al Teatro Áureo. Desde bases de datos, que ya se van a convertir en imprescindibles durante el proceso de investigación (ya no solo para filólogos e historiadores, sino, también, para directores escénicos que quieran recabar información sobre la pieza a representar o simples curiosos interesados en el tema), hasta nuevas ediciones críticas electrónicas, con multitud de facilidades para trabajar con y sobre ellas, algo imposible de hacer en soporte papel.
Para aclarar mi mente y para que los que no pudisteis asistir al maravilloso encuentro os podáis hacer una idea, presento una lista de todos los proyectos (o al menos los que recuerdo):
- DICAT
- CATCOM
- Prolope
Después de todo esta acumulación ingente de saber, queda claro que los diferente grupos de investigación llevan años "poniéndose las pilas" con las nuevas tecnologías. Está claro que investigan, que obtienen resultados, frutos que comparten con la sociedad a través de sus respectivas páginas electrónicas. Por tanto, no hay duda de que cumplen con todos los requisitos que se les exigen.
Ahora bien... parece que queda pendiente una de las cuestiones que se plantearon en el congreso: el tema de la transferencia a la sociedad. No paro de preguntarme hasta qué punto los proyectos están enfocados para unos cuantos especialistas. Al ciudadano de a pie qué le importa la edición electrónica de un auto sacramental inédito hasta la fecha, o el número de representaciones de una comedia durante el siglo XVII...
Quizá se tenga que trabajar desde una doble perspectiva: desde la académica y puramente científica, como se ha hecho hasta la fecha, y desde otra más divulgativa, utilizando también los medios informáticos. Por otra parte, charlando sobre el asunto, un reconocido y querido profesor me preguntó si entonces los filólogos teníamos que ser también técnicos informáticos y especialistas en marketing. En aquel momento mi respuesta fue rotunda: "No, claro que no". Pero ahora, pensándolo mejor, mi respuesta es SÍ. Debemos enfocar nuestros trabajos como el proceso de búsqueda de un producto, y que este sea atractivo y "útil" socialmente. Cuando ya todo esté editado, ¿qué haremos?: ¿reeditar lo editado?
Quizá se tenga que trabajar desde una doble perspectiva: desde la académica y puramente científica, como se ha hecho hasta la fecha, y desde otra más divulgativa, utilizando también los medios informáticos. Por otra parte, charlando sobre el asunto, un reconocido y querido profesor me preguntó si entonces los filólogos teníamos que ser también técnicos informáticos y especialistas en marketing. En aquel momento mi respuesta fue rotunda: "No, claro que no". Pero ahora, pensándolo mejor, mi respuesta es SÍ. Debemos enfocar nuestros trabajos como el proceso de búsqueda de un producto, y que este sea atractivo y "útil" socialmente. Cuando ya todo esté editado, ¿qué haremos?: ¿reeditar lo editado?
Fuera ideales y seamos realistas: o aprendemos a "vendernos" o dejaremos de existir.
1 comentario:
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